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El poder de pertenecer: lo que El Gran Círculo ha significado en mi camino

Actualizado: 27 may



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Hay lugares que no se recorren con los pies, sino con el alma. El Gran Círculo es uno de ellos.


Pertenecer a esta comunidad ha sido una de las decisiones más importantes —y más transformadoras— de mi vida profesional y personal. Porque en este círculo no solo he encontrado inspiración, liderazgo y guía… he encontrado hermandad, impulso y amor genuino entre mujeres que también están construyendo sus propios caminos.


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Donde nace el impulso

El Gran Círculo no es solo una red de mujeres líderes. Es un espacio de formación, crecimiento y sororidad que reúne a empresarias, emprendedoras, creativas, directivas, soñadoras y hacedoras. Aquí, la competencia no divide: nos multiplica. Nos impulsamos unas a otras porque entendemos que el éxito, cuando es colectivo, sabe más a verdad.


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Aprender de otras, aprender con otras

Ser parte del círculo me ha enseñado que no tenemos que saberlo todo. Que podemos levantar la mano y decir: “No sé, ¿me ayudas?”, y siempre habrá una mujer que te escuche, que te oriente o que te inspire con su historia. Aquí se aprende con libertad, con respeto y con muchísima admiración mutua. Porque cada mujer que forma parte del Gran Círculo tiene algo que enseñarte… aunque aún no lo sepa.


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Un espacio que también abraza

Más allá del crecimiento profesional, El Gran Círculo también ha sido mi refugio emocional. Un lugar donde no tengo que fingir fortaleza todo el tiempo. Donde puedo decir que estoy cansada, vulnerable, atravesada por alguna emoción… y lejos de sentirme débil, me siento contenida.

Porque este no es solo un círculo de negocios. Es un círculo humano, empático, real.


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Gracias infinitas

Hoy, quiero agradecer especialmente a Angélica Sánchez, una de las líderes de este círculo y una de las grandes amigas que la vida me regaló en este camino. Sin ella, nada de lo que hoy estoy viviendo tendría el alcance, el eco ni la profundidad que tiene. Gracias, Angélica, por impulsarme, creer en mí y abrirme tantas puertas con el corazón por delante.

Gracias también a cada mujer que forma parte de este espacio. Las admiro. Las aprendo. Las celebro.


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Pertenecer cambia todo

Si estás leyendo esto y te preguntas si un círculo puede cambiar tu manera de estar en el mundo: la respuesta es sí.

Sí, cuando está hecho de mujeres que no solo construyen empresas, sino redes. Sí, cuando te empujan a crecer sin olvidar quién eres. Sí, cuando dejan de ser colegas… y se vuelven tribu.

Gracias, Gran Círculo. Por recordarme que no camino sola. Que las voces unidas son más fuertes. Y que cuando una avanza, todas avanzamos un poco también.

Sarai Beltrán

 
 
 
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